En nuestro imaginario actual, las sirenas encarnan la belleza; pero no
siempre fue así. Para los griegos eran seres poco agraciados, mitad mujer mitad
pájaro, que vivían en la costa y cuyo único encanto residía en una voz
melodiosa con la que atraían a los marinos para devorarlos. Su metamorfosis en
mujeres con cola de pez se produjo en la edad media, por la influencia de la mitología
nórdica.
Estos monstros
femeninos situados en los límites del mundo simbolizan la advertencia de los
peligros que acechan a quienes pretendan traspasar la frontera.
Leyenda:
El antecedente de las sirenas está en unos seres con cuerpo de
pájaro y torso o rostro de mujer (las arpías), así como una voz musical,
atractiva e hipnótica. Es después cuando aparece la sirena que todos
conocemos y que, al menos en lo que respecta a escritos aún conservados,
aparece por vez primera en un famoso libro de Homero: La Odisea.
La historia de su origen (en la ficción mítica) es la siguiente:
Océano se casa con su hermana Tethys y tiene varios hijos, tales como Nereo,
Doris, Aqueleo o las Oceánidas, quienes eran tres mil y poblaron los mares.
DespuésNereo y su bella hermana Doris, conocida como “la de
hermosos cabellos”. De esa unión nacieron las cincuenta Nereidas, cada una con
una misión especial y, muchas de ellas, futuras madres de héroes como Aquiles o
Eaco.
Ahora, a las Nereidas también se les conocía como “ninfas del
Mediterráneo” y “Ninfas del Mar Negro”, y se las representaba como mujeres
hermosas, desnudas o semidesnudas. Como se ve, las Nereidas estaban
estrechamente vinculadas al mar, lo cual permitió que, a través sobre todo de
los poetas, se fuera creando la imagen de la ninfa que, en vez de piernas de
mujer, tenía cola de pescado. Y claro: eso equivalía al surgimiento de la
sirena, tal y como la conocemos.
Irlanda
En Irlanda se habla de los merrows, una especie cuya hembra es
el equivalente a la sirena, excepto porque tiene membranas en las manos, son
siempre hostiles a los humanos y tienen prendas mágicas que le permiten
atravesar cualquier zona del mar, sin importar qué tan indómitas sean las
corrientes marinas.
Según se dice en el folclore (inspirado en la mitología), un
hombre puede quitarle la prenda mágica a una merrow, consiguiendo así que ésta
se case con él y le dé parte de su riqueza (se cree que las merrows consiguen
tesoros de los naufragios); aunque, si la merrow llega a encontrar la
prenda (el hombre debe escondérsela para tener poder sobre ella), sentirá el
llamado del mar y abandonará a su esposo y a sus hijos (que nacen como humanos
normales) si los tiene…
Escocia
En la mitología escocesa existe Ceasg, la “doncella de las
olas”, una sirena especial cuya mitad inferior es de salmón. Según se dice, si
la capturan ésta puede conceder tres deseos a cambio de su liberación; aunque,
si un hombre se enamora de ella, ella lo arrastra a las profundidades del mar…
Semejante al merrow, en el folclore escocés se habla de los
selkies, una especie de hada marina que adopta forma de foca en el agua y, en
tierra, se deshace de su piel de foca y toma forma de mujer. Nuevamente, aquí
el hombre puede casarse con una selkie si encuentra la piel de foca y la
esconde, siendo abandonado si la selkie encuentra la piel. Y, en caso de que
tengan descendencia, los hijos tendrán membranas entre los dedos de los pies
y/o de las manos.
SU RELACIÓN CON LOS ANIMALES
Manatíes, morsas, focas, etc…
Uno de los avistamientos más famosos fue el del mismísimo
Cristóbal Colón, quien afirmó en 1493 que había visto a una sirena frente a las
costas de la Florida. Sobre eso, el historiador José Durand escribió lo
siguiente: ‹‹Cuando el Almirante iba a Río del Oro, dijo que vio tres sirenas
que salieron bien alto de la mar, pero no eran tan hermosas como las pintan,
que en alguna manera tenían forma de hombre en la cara. Dijo que otras veces
vio algunas en Guinea, en la costa Manegueta››. Se ha mencionado el caso de
Colón porque es ideal para ilustrar la teoría de que los supuestos
avistamientos de sirenas han sido usualmente avistamientos de manatíes, morsas
y otros animales que, por su morfología, pueden ser confundidos con las míticas
criaturas. Centrándonos en lo que vio Colón, la hipótesis de los manatíes
resulta muy razonable porque Colón deja claro que el rostro de las criaturas
era masculino y carente de belleza, tal y como tienen la cara los manatíes,
criaturas éstas que habitan y habitaban por donde Colón tuvo los avistamientos.
Al igual que los manatís, los dugongos (la
propia palabra dugongo deriva del malayo duyong, que significa
sirena), de la misma familia de los sirenios y
similar en aspecto al manatí, aunque éste no habita en América sino en las
costas orientales de África y en las costas y principales islas del Océano
Índico. Su caso cobra una importancia particular, ya que las madres de la
especie amamantan a sus crías fuera del agua, sujetándolas con las aletas (a
modo de una madre humana sujetando a su bebé en brazos) mientras éstas chupan
en un área cuya localización es análoga a la de los senos de las mujeres
humanas (cerca de las citadas aletas). De este modo, en muchas ocasiones los
marineros debieron ver la escena desde lejos, no pudiendo distinguir bien más
que las siluetas, dejando así el resto a una imaginación imbuida de mitos y
supersticiones de mujeres con cola de pez.









